BIOCOMBUSTIBLE UNA NECESIDAD ESTRATÉGICA DE FUTURO

Después de que el estadounidense Edwin L. Drake perforará el primer pozo petrolero del mundo, en 1859, este recurso no renovable se volvería indispensable para las actividades humanas. Del combustible fósil se extrae gas licuado, gasolina, diesel, aceites lubricantes y subproductos como la pintura, detergentes, fertilizantes entre otros.

Según datos proporcionados por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía de España (IDAE), 837 millones de barriles de petróleo se consumen diariamente en todo el mundo; las estimaciones indican que esta cifra aumentará hasta llegar a los 112 millones de barriles diarios en el 2020 y un declive en el 2037.

Sólo en Ecuador se producen más de 15 mil barriles de petróleo al año, con una producción promedia diaria de 495, de acuerdo a las cifras del sector petrolero ecuatoriano, del 2011, publicadas por el Banco Central del Ecuador.

“En el año 2010 comenzó el descenso del petróleo, tarde o temprano se sentirá la escasez del combustible fósil; se debe encontrar y desarrollar soluciones para combatir este problema. No solo es un peligro ambiental sino una necesidad estratégica de futuro’’, afirmó el geólogo Colin Campbell, doctor en bioquímica y profesor en la Universidad de New York, para la revista Vanguardia.

El agotamiento del petróleo, el alto costo en los mercados y el impacto ambiental (el 50% de las emisiones de CO2 se desprende del uso del combustible fósil), generan la necesidad de buscar fuentes alternativas de energía; es decir, el uso de biocombustibles a partir de los llamados cultivos energéticos.

En el Ecuador en los últimos años se han desarrollado varias investigaciones y proyectos sobre cultivos energéticos alternativos para la producción de biocombustibles, a favor del cuidado y sostenibilidad del ambiente. La Pontificia Universidad Católica del Ecuador Sede Ibarra (PUCE-SI), a través de la Escuela de Ciencias Agrícolas y Ambientales (ECAA), en el 2007 pone en funcionamiento el Centro Iberoamericano de Investigación y Transferencia de Tecnología en Oleaginosas (CIITTOL), donde se evalúan especies que podrían ser utilizadas para la producción de biocombustible y aceites de consumo humano.

La Secretaria Nacional de Ciencia y Tecnología, ahora SENESCYT, apoyó con el equipamiento para el laboratorio de aceites y bromatología y parte de la planta piloto de biocombustibles. Mientras que la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) aportó también con equipos para el laboratorio de bromatología, instalación del laboratorio de certificación de semillas, planta piloto para extracción y procesamiento de aceites y un Centro Interactivo de Formación. El proyecto cuenta con el asesoramiento de la Universidad Politécnica de Madrid.

En la granja integral de la PUCE-SI se desarrollan varias investigaciones, en cultivos de girasol, colza, jatropha e higuerilla.

Durante la fase de ejecución del proyecto, los biocombustibles obtenidos de esta investigación dieron funcionamiento a generadores eléctricos en las instalaciones de la PUCE-SI y también a motores a diesel; en el 2012, para el mismo fin, se trabajarán investigaciones sobre microalgas.

Los agro combustibles son considerados de consumo comercial, según las leyes de algunos países, entre ellos, Colombia, Perú, Brasil, quienes incorporaron la necesidad de generar y utilizar nuevas fuentes de energía.

En el Ecuador el consumo anual de derivados del petróleo es de más de 6 mil 900 barriles, según datos del Informe Estadístico Petrolero de 2011 de la Empresa Pública Petroecuador. Las reservas probadas del petróleo permitirán no más de 30 años de explotación. Por lo que todos los esfuerzos por buscar alternativas energéticas están sustentados en la premisa que plantea, que en un futuro cercano el combustible fósil será escaso. Es imprescindible entonces trabajar en políticas públicas que apoyen la producción de combustibles renovables.

Uno de los objetivos del CIITTOL es la búsqueda de nuevas fuentes de energía que cambien la matriz energética del Ecuador, actualmente establecida por la energía hidráulica y quema de combustibles.


Elaborado por:

Ana Culqui

Mónica Guzmán


JUSTICIA DE PUEBLOS MILENARIOS

No es un tema nuevo, es complejo y polémico. De manera frecuente se escucha hablar de “la justicia indígena”, del “ajusticiamiento”, la “justicia con mano propia” etc. Es imprescindible entonces clarificar qué es lo que se debe entender por administración de justicia; por qué de la existencia de dicha administración, cómo funciona, etc.

Las nacionalidades y pueblos del Ecuador poseen modelos propios de desarrollo, basados en conocimientos ancestrales; donde emergen nuevos ejes conductores para la nueva institucionalidad de los pueblos indígenas con garantía de derechos, consagrados en la Constitución Política del Ecuador, en la que se reconoce y garantiza a las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades la posibilidad de ejercer autoridad en los territorios legalmente reconocidos y tierras comunitarias de posesión ancestral con capacidad de crear, desarrollar y aplicar derecho propio.

En el art. 171 de la Constitución del 2008 señala: “Las autoridades de las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas ejercerán funciones jurisdiccionales, con base en sus tradiciones ancestrales”.

Por lo que, se establece que este proceso no será contrario a la Constitución y a los Derechos Humanos reconocidos en instrumentos internacionales. Las decisiones adoptadas por las autoridades indígenas deberán entonces ser respetadas por las instituciones y autoridades públicas, con la garantía de que no haya lugar para la persecución o acción judicial en contra de quienes ejercieron sus facultades constitucionales o hayan resuelto y aplicado las sanciones correspondientes conforme a su derecho.

La jurisdicción indígena no nace de la ley, sino de la voluntad de los miembros del pueblo, pues es la propia gente la que acude a los Consejos de Gobiernos Comunitarios, cuando se suscita algún problema que afecta al grupo social.

Las potestades indígenas son reconocidas y aceptadas por los ciudadanos dentro del pueblo o nacionalidad conforme a su costumbre o derecho consuetudinario.

De este modo, el conjunto de diversos sistemas de justicia ancestral que se fundamentan en normas éticas y prácticas de purificación para corregir a quienes han cometido actos anti sociales, se lo define como justicia indígena. Este es un derecho integral que restaura el desequilibrio causado por el problema y devuelve la armonía a la vida comunitaria.

Patricia Vinueza, Presidenta del Pueblo Kichwa Otavalo dijo, “La sanación espiritual es fundamental en este proceso, cuando se toma a un presunto delincuente no se busca castigarlo o maltratarlo, sino rehabilitarlo, es por eso que no existe la cárcel dentro de estas jurisdicciones. El problema no se arregla por un monto de dinero, el infractor debe cumplir con ciertos compromisos de carácter comunitario”.

Este sistema por ser flexible y por ser parte de la vida de los pueblos indígenas, responde a la demanda de sus miembros, donde la administración de justicia posee principios que se aplican de acuerdo a las realidades o circunstancias del individuo juzgado.

Segundo Marcillo, ex dirigente de la Federación de Pueblos Kichuas del Ecuador (FICI) aseguró que “al igual que otros aspectos de las culturas ancestrales, la justicia indígena es confundida por los medios de comunicación y por la sociedad, con linchamientos violentos y otras maneras de hacer justicia por mano propia”.

El 2009, en Cotama, dos presuntos delincuentes fueron atrapados luego de que intentaron robar una ferretería, permanecieron en manos de la comunidad por varias horas, luego fueron quemados por los comuneros.

Manuel de la Torre, ex presidente de la Federación de Pueblos Kichuas del Norte del País, aseguró que ese procedimiento no fue parte del ritual de justicia indígena, debido a que la comunidad no se basó en el marco legal existente.

Entonces, la justicia indígena, es jurídicamente obligatoria y tomada en cuenta como fuente formal, sólo cuando la ley expresamente lo estipula o autoriza, en el Art. 2 del Código Civil dice "la costumbre no constituye derecho, sino en los casos en que la ley se remite a ella".

En los últimos años se han dado cambios radicales en la aprobación de reformas constitucionales que reconocen y garantizan derechos para el pueblo indígena en temas relacionados a idioma, educación, derechos colectivos, circunscripciones territoriales y administración de justicia.

En las declaraciones de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de 2007 estipula: “Los pueblos indígenas tienen derecho a promover, desarrollar y mantener sus estructuras institucionales y sus propias costumbres, espiritualidad, tradiciones, procedimientos, prácticas y, cuando existan, costumbres o sistemas jurídicos, de conformidad con las normas internacionales de Derechos Humanos”.

Como resultado del fortalecimiento político del movimiento indígena, agrupado en la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), las nacionalidades y pueblos fueron reconocidos como sujetos colectivos con el derecho social de administrar su propia justicia.

Atik Kurikamak jurista del Instituto de Derechos Indígenas (Tinku), explica que dentro de la constitución debe existir la coordinación y cooperación entre la justicia indígena y la justicia ordinaria, pero dicha cooperación se ha visto limitada porque desde el concepto jurídico no es bueno apoyar este sistema legal basado en los conocimientos ancestrales.

Según el jurista, la justicia indígena no sólo tiene que ver con el derecho a la autodeterminación de los pueblos, sino con la transformación a un Estado plurinacional y la transformación de la sociedad en base al buen vivir.


Elaborado por:

Jhony Arellano

Ángel Noboa

JUEGOS, CULTURA Y TRADICIÓN DORMIDOS EN LA HISTORIA DE OTAVALO

Como pequeños retazos de realidades; esferas de colores, molinetes ocasionados por la velocidad de un hilo, maderos escurridizos estancados en la tierra, canciones y demás, han sido los juguetes inmortales del niño indígena y mestizo otavaleño, acompañantes de diversión y convivencia social.


Existe una gran variedad de juegos considerados tradicionales, entre los más conocidos: el juego de las canicas o bolas, las cometas, los trompos, el palo encebado y la rayuela o bombón. Sin embargo, en Otavalo algunos juegos tienen características que llaman la atención; muchos de ellos son practicados en los velorios del pueblo indígena. Por ejemplo, “el chungay” que consiste en formar 2 grupos mínimo de 4 jugadores, quienes deben lanzar sobre una vela encendida un número determinado de granos de maíz para lograr quemar uno de los lados, el que mayor número de granos quemados posea gana.Otavalo se caracteriza por la identidad cultural de su gente; en cuya cultura popular, los juegos tradicionales se han transmitido de generación en generación. Estos juegos, en épocas pasadas, estuvieron relacionados con los trabajos diarios. Se basaron fundamentalmente en demostrar las habilidades artesanales o laborales más habituales de cada comunidad. Transcurridas varias décadas, los juegos se hicieron parte de su idiosincrasia. “Nuestros abuelos y padres nos enseñaron a jugar con trompos, con granos de mazorca, con hilos, telas e instrumentos caseros en general, que uno como niño le encontraba el gusto y que incluso nos hacía parte de una sociedad más unida” cuenta René Zambrano, presidente del Museo Kichwa de Otavalo, centro dedicado al rescate de la identidad de los otavaleños.

Otro juego otavaleño es el “batanari”, consiste en colocar dos personas casi recostadas balanceándose de arriba hacia abajo, se golpean con una faja hecha nudos, que pertenece a una de las mujeres que acompañan en el velorio.

El “curikinki” es un juego que simula una pelea, en la que dos personas agachadas y con las manos atadas detrás de las rodillas, se empujan hasta que uno cae. En medio de ellos está una mujer que finge ser una gallina, motivo de la pelea.

El tradicional juego del “zapallo”, representa la venta de esta hortaliza, en la que una persona se arrodilla sobre una sábana blanca y otra la envuelve totalmente, luego los compradores llegan a pellizcarla “para ver si ya está maduro”. Solo liberan al participante cuando alguien decide comprarlo sin que haya dado señales de dolor.

“Los pueblos indígenas practican estos juegos porque, según sus creencias y su propia visión del mundo, les hace olvidar el momento triste por el que están pasando, pero también en el sentido de celebración; pues ellos, dicen que las personas que fallecen pasan a una mejor vida”, asegura Edwin Rojas, Máster en Desarrollo Integral de Destinos Turísticos.

Según encuestas realizadas en Otavalo en el 2010, por el máster Edwin Rojas, dentro de un proyecto cuyo objetivo es el rescate de estas tradiciones, el 96% de los encuestados conocen sobre la existencia de los juegos populares, un 30% sabe más sobre el juego de las canicas, seguido de la rayuela y las escondidas con un 11 %. Sobre los juegos de los indígenas otavaleños en los velorios el 63% afirma no conocerlos. Las encuestas revelan que los juegos tradicionales en un 79% están en decadencia y el 94% asegura que los juegos son un medio de cohesión social.

Varios han sido los esfuerzos por revitalizar estos juegos, la municipalidad de Otavalo trabaja desde hace un año en el proyecto “Otavalo Activo”, uno de los componentes es precisamente revalorizar la práctica de estas tradiciones, por lo que se coordinan acciones con la Federación de Barrios para propagar una cultura de recreación distinta, amparados en el Art. 22 de la Constitución de la República que señala como derecho ciudadano “el mantener costumbres y saberes”.

El juego es parte de las tradiciones ancestrales que sirven para cohesionar la unidad social, permiten la transmisión de valores y constituyen espacios de recreación como procesos de aprendizaje, según el antropólogo Carlos Coba Andrade.

Elaborado por:

Andrea Rojas
Karen León

UN ESPACIO PARA CRECER

La adolescencia es la etapa donde los sentimientos se confunden, comienzan las interrogantes que son muestra de la necesidad del adolescente para identificarse con algo o alguien y así tomar como referencia modelos como mamá, papá, amigos, artistas y más.

Un joven que no es bien orientado, ya sea por el entorno fam


Sin embargo, existen alternativas que permiten a los adolescentes potencializar habilidades y optimizar el tiempo, integrar un grupo juvenil es una de ellas. Según el psicólogo clínico Alexis Galindo, el incremento de la seguridad, autoestima, capacidad de generar nuevos proyectos, habilidad en la oratoria y la resolución de conflictos con mayor facilidad, son parte de los impactos psicológicos de quienes los integran.iliar o educativo, puede tener dificultades para discernir entre lo bueno y lo malo.

Los grupos juveniles no tienen fronteras para posicionarse en el mundo. Unos poseen bases cristianas, otros practican labor social y entretenimiento. Por ejemplo Juventud Idente, presente en 19 países y fundada por el español Fernando Rielo Pardal, es una organización que busca la vivencia de valores, sin exclusión de creencias. Así como este existen otros orientados a diversas labores.

La mayor motivación para integrar un grupo es sentirse aceptado, debido a que el ser humano es un ente social por naturaleza, no puede vivir solo y aislado, “por lo tanto los jóvenes empiezan a darse cuenta que es imprescindible ingresar a un grupo social para ser admitido en el medio”, dijo Alexis Galindo.


Encuestas realizadas en Ibarra a jóvenes de 17 a 22 años, muestran que para un 30% la mayor motivación de pertenecer a un grupo es la influencia de amigos, mientras que el 28% afirmó que ingresó por convicción propia.

Según la revista centroamericana de los Jóvenes Sin Fronteras JSF, el grupo juvenil con base en valores es una respuesta a la sed que tiene el joven de afirmarse personal y socialmente. “Me ha ayudado a amarme para poder amar a los demás”, señaló Valeria Rosero, integrante del grupo juvenil “Salvyfide”, término latín que significa salvados en la fe.Los resultados de los estudios del Departamento de Psicología Social de la Universidad Autónoma de Madrid realizados en el 2008, aplicados a 285 varones y 311 mujeres, de entre los 14 y 25 años, con diferente grado de implicación en la conducta violenta, muestran que el grupo es un espacio de aceptación y participación pero no solo basta con agruparse, la orientación del joven marca su camino.

El 26 % de jóvenes aducen que el mayor beneficio de participar en los grupos es la educación en valores, mientras que el 21% indica que la cantidad de experiencias de vida que han podido compartir es lo mejor.

El adolescente se integra más al grupo de pares (igual edad) que al entorno familiar. “Me ayuda a ver que no estoy sola” dijo Valeria Rosero; y es que no se trata de una acción competitiva sino cooperativa, es decir aquella en la que nadie puede conseguir el objetivo independientemente de los demás.

Música, danza y artes son algunas de las actividades que se practican dentro del grupo y permiten potencializar las habilidades de los jóvenes y adolescentes.

El Movimiento Juvenil Salesiano “MJS” es una red amplia de grupos y asociaciones juveniles, presentes en colegios, parroquias y universidades en alrededor de 120 países. Su misión es “formar buenos cristianos y honestos ciudadanos”, principio básico de la filosofía de San Juan Don Bosco. En Ecuador el MJS nació con un grupo de jóvenes en Quito en 1988, cuando se conmemoraban los 100 años de la muerte de Don Bosco.

Entre las actividades que realizan los integrantes juveniles, están las campañas de solidaridad, limpieza de parques, integración, visita a asilos de ancianos, hospitales, misiones y evangelización, basadas en cuatro dimensiones: humana, cristiana, sociopolítica y salesiana. “Los chicos desarrollan más su pensamiento, pueden enfrentarse a la realidad, crecen en conciencia y dinamismo social a través de la ayuda al prójimo”, afirmó el Sdb. Marcelo Chávez, coordinador del Movimiento Juvenil Salesiano en la zona norte.

Los Scouts con la filosofía de “dejar al mundo en mejores condiciones de las que se encontraron” cuentan con más de 30 millones de niñas, niños y jóvenes en alrededor de 60 países, enfocados a formar líderes juveniles. En Ibarra el Grupo Scout Giwell se formó hace 15 años. Quien pertenezca al grupo tendrá un estilo de vida diferente y promoverá energía, autonomía, actividad, responsabilidad y compromiso hacia el bien común.

La desconfianza en la juventud crece, pero muchos adolescentes no solo sueñan sino trabajan por un futuro mejor. En un grupo juvenil el joven más que rebeldía es un reto y una esperanza, dijo Marcelo Chávez.


Elaborado por:

Paola Rodríguez

Jaime Vizcaino