El milagro de la vida


EL MILAGRO DE LA VIDA

Durante el embarazo se ponen en marcha procesos hormonales que afectan al 70%  de los órganos del cuerpo de la mujer.

El embarazo es un período trascendental en la vida de la mujer, tanto desde el punto de vista fisiológico como psicológico. Su cuerpo se transforma para dar vida a un nuevo ser que se gesta y nutre dentro del útero materno hasta que está preparado para nacer.
La duración aproximada de un embarazo es de 280 días, son 40 semanas desde el primer día de la última menstruación. Se considera que un embarazo concluye cuando trascurre entre la semana 37 (259 días cumplidos) y la semana 42 de gestación (294 días cumplidos); un embarazo de menos de 37 semanas se considera pre-término, mientras que uno de más de 42 semanas se considera post-término.
Durante este período, la nueva madre tiene que cuidar su salud más que nunca, pues todo lo que ingiera  alimentará al bebé, si usa alguna medicina o suplemento, también lo recibirá el bebé; por ejemplo, si toma una pastilla para el dolor de cabeza sin prescripción médica, puede ser muy fuerte para el niño provocándole efectos no deseados y hasta consecuencias que le afectarán toda su vida.
Franklin Muñoz, Ginecólogo del Hospital Raúl Maldonado Mejía de Cayambe, afirma que es fundamental  tomar suplementos de ácido fólico durante la gestación. Este complejo de la vitamina B se prescribe para la prevención de defectos de nacimiento como: espina bífida, anencefalia  y otros del tubo neural. De acuerdo a datos proporcionados por el Ministerio de Salud, el 70% de problemas de nacimiento pueden ser evitados si tienen los cuidados necesarios.

Molestias normales
Las molestias más comunes durante el embarazo son: dolor abdominal, dolor de espalda, dolor de cabeza, mareos y desmayos; otras molestias frecuentes que afectan a las embarazadas son los trastornos del sueño, hipersensibilidad en los pechos, náuseas, vómitos, cansancio, somnolencia, congestión nasal, tobillos y pies hinchados, contracciones uterinas  y acidez de estómago.
Completar el desarrollo de un futuro bebé requiere mucho esfuerzo y energía, por eso es normal que el cuerpo se resienta y envíe señales de alarma. Percibir y valorar las molestias propias del embarazo ayudarán a cuidar el cuerpo de la madre.

Dato curioso  
En un estudio reciente realizado con ratones fue más allá y detectó que lo que come la mamá embarazada determina no sólo el gusto sino también el olfato del bebé que se está formando.
Así, por ejemplo, los especialistas opinan que si se alimentan de manera sana durante la gestación, cuando el niño o la niña crezcan tendrán preferencia por este tipo de alimentos. Además, destaca la importancia que puede tener este descubrimiento, con respecto al consumo del alcohol, que debería ser evitado durante todo el embarazo y la lactancia.

Una buena alimentación
Durante el embarazo, todos los nutrientes y el oxígeno que el feto necesita para desarrollarse llegan hasta él o ella a través de la placenta.
Por eso es muy importante cómo se alimentan las madres durante el embarazo. Lorena Maldonado, nutricionista del centro Geriátrico “Luzmila Romero de Espinosa”, compartió algunas recomendaciones que deben tener en mente las embarazadas para mantener una dieta balanceada, que proporcione nutrientes al  bebé y lo mantengan saludable, estas son: cuidar que la carne, los huevos y el pescado estén muy bien cocidos; no comer más de 2 o 3 porciones de pescado por semana; lavar bien todas las frutas y los vegetales antes de consumirlos; comer 4 o más porciones de alimentos ricos en lácteos por día, no tomar leche sin pasteurizar ni otros productos lácteos no pasteurizados.
El acontecimiento de recibir a un nuevo miembro en la familia, además de cambiar radicalmente la vida de los padres; conlleva un cúmulo de prácticas y nuevas formas de vivir, la responsabilidad de cuidar, criar y educar a un hijo implica que tanto el padre y la madre asuman un rol complementario, pues de los dos dependen el presente y futuro del nuevo ser.


Por: Santiago Romero

Comida exótica en Imbabura


COMIDA EXÓTICA EN IMBABURA

La cocina tradicional ecuatoriana es el resultado de cientos y quizá miles de años de evolución, donde se mezclan en el tiempo sabores, colores, porciones, que se convierten en una singular experiencia al momento de degustar los platillos de cada región de nuestro país.
En Imbabura, en particular, encontramos una variada tradición gastronómica, platos que, combinados con ciertos ingredientes algo inusuales se han convertido en los preferidos de la cultura popular imbabureña.

Otavalo, conocido como el “Valle del Amanecer”, alberga en su cultura gastronómica algunos platillos incluso de nombres extraños, pero que poseen una tradición ancestral desde el momento mismo de su preparación.
En las calles Bolívar y Estévez Mora del Barrio San Blas, Marcia Granda, todos los días y durante 20 años, realiza la tradicional “Colada de Churos”, platillo que es preparado con caracoles pequeños, conocidos como “churos” estos son recogidos en lagos, quebradas, aguajales y en aguas de poca corriente que se dan en zonas subtropicales de Intag.
La minuciosidad con que se prepara este platillo conlleva varios procedimientos, que inicia dejando los churos expuestos al sol durante dos horas para que el molusco arroje todos sus desperdicios, después se los lava hasta siete veces en períodos de una hora.
Se los deja reposar en agua fría durante toda la noche, al siguiente día los churos son cocinados de 20 a 30 minutos y quedan listos para su consumo. Estos son añadidos a una colada espesa preparada con harina de haba, arveja y maíz (uchu- jacu) o también se los puede acompañar con limón y sal. Ancestralmente se ofrecía este platillo en fiestas importantes de comunidades indígenas, y se servían únicamente a reyes y caciques.

Un par de cuadras hacia el norte, en el mercado 24 de Mayo, el exótico platillo “Caldo de Mondongo” o también conocido como “Caldo de Calavera” se exhibe en grandes ollas que llaman la atención de los clientes. Cabezas y patas de borrego que debido a su alta demanda, son transportados desde el moderno Camal de Quito, son carbonizadas con un soplete a gas. Antonio Vela, heredero de esta tradición relata que antiguamente este procedimiento se realizaba con ramas de eucalipto encendidas.
En este caldo, se añade la nariz y lengua de la cabeza del borrego. Además es preparado con refrito de cebolla, ajo y especias naturales. Se sirve con mote, papa, aguacate y  picadillo de cebolla blanca y perejil. La lengua, nariz y patas de borrego pueden ser también consumidas aparte, pero las cabezas son las más apetecidas, se venden de 10 a 15 diarias, nos cuenta Rosa Pinengla esposa de Antonio Vela.
Esta tradición ha permanecido en su familia por más de 50 años. María Olimpia Carrillo, madre de Antonio, murió hace cinco, heredando a la actual generación la receta de este singular rito culinario al que se le atribuyen propiedades curativas. Segundo Guanolema comensal asiduo del plato asevera: “Yo consumo este caldo por más de 15 años, una vez por semana, porque es bueno para los dolores de cabeza, la anemia y también recomiendan comerlo durante el embarazo”.

La comida popular ecuatoriana es rica en nutrientes y proteínas, el procedimiento para la preparación de los platos depende de quien los realice, pero muchas veces por desconocimiento no se aplican las técnicas de cocción y el valor nutricional adecuado, explica Freddy Chachapoya, Chef de la Escuela de Gastronomía “FONDEU´S” de Ibarra.
Rolando Calderón, gastrónomo especialista en cocina tradicional manifestó que una conversión de platos nativos a platos Gourmet es posible, si se toma en cuenta el racionamiento de porciones, medida correcta de nutrientes y sobretodo la estética del plato para cautivar visualmente el paladar del público.
Sin embargo, la comida criolla continúa siendo la preferida por propios y extraños, debido a su cantidad, bajo costo y sobre todo por la excentricidad de sus ingredientes.
En Cotacachi, ubicado a 15 minutos de Otavalo, los “Catzos con Tostado” son otro singular platillo que sorprende sobretodo a los turistas. Michael Kaams, originario de Canadá, compara a este plato con otros procedentes de la India, donde se ve todo tipo de insectos que pueden ser consumidos.

María Virgina Gualapuro, indígena de 58 años, recuerda que aprendió a realizar este plato desde su infancia al observar a su madre y abuela. Además mencionó que existen dos clases de catzos, los colorados y los blancos. En los bosques y alrededores de Cotacachi, el catzo rojo es recolectado en octubre, mientras que el blanco se recolecta en noviembre en las comunidades Ilumán y Selvalegre.
Para su preparación deben ser desprovistos de patas y alas para luego colocarlos en un recipiente de agua con sal durante media hora en el caso de los catzos rojos y en agua con harina durante toda la noche para los catzos blancos. Éstos segregan una grasa vegetal que es aprovechada para tostarlos en un sartén añadiéndoles cebolla, ajo y comino, procedimiento similar al de la fritada por lo que se le conoce también como “Fritada Voladora”.

La variedad gastronómica en Imbabura es amplia, explora diversos sabores y sensaciones. En otros sectores de la Provincia se pueden apreciar platos como: fritada de cebo, seco de raposa, caldo de 31, champús, caldo de manguera, tripa mishky, ceviche de cuy, etc., que a pesar de lo inusual que parezcan sus nombres no dejan de ser una tradición que representa parte sustancial de nuestra cultura, historia e identidad.


Por: Belén Ávalos y Jose Luis Caiza.