El parto vertical es una alternativa de salud materna


El traer un hijo al mundo es una decisión trascendental, y la libertad de escoger el medio para hacerlo, es un derecho de la mujer.  El parto vertical es una de las opciones considerado por especialistas como “la posición fisiológica para nacer”.
La historia muestra que las parteras o comadronas son mujeres que asistieron de casa en casa al nacimiento de un bebé, usando técnicas ancestrales como: acomodar al niño dentro del vientre mediante masajes y movimientos con las manos, o fajar a la madre luego del parto procurando abortos y actuando como enfermeras y consejeras. Los únicos medicamentos eran a base de hierbas naturales como la manzanilla para evitar vómitos o la frambuesa para disminuir los dolores de parto. Estos conocimientos eran impartidos de generación en generación y en la actualidad  se siguen manteniendo.Desde lo científico, el parto vertical es una técnica de la medicina ancestral indígena usada por las parteras,  que  lleva ese nombre porque  se realiza en una posición  en que la columna vertebral de la mujer forma un ángulo de 90 – 135º  con el plano horizontal.  El ángulo ideal puede obtenerse arrodillada, en cuclillas o sentada en un sillón  de partos.
Margarita Moreno partera presidenta de la Asociación Pakari Chiguarmicuna en Otavalo, indicó que la mujer en posición vertical disminuye el esfuerzo por la acción de la gravedad y por ende los dolores de parto, una situación que no se ve en el parto horizontal.
En el nacimiento, el tamaño de la cabeza del bebé y el canal por donde debe pasar son muy justos. Por pequeña que sea, la ampliación del canal es beneficiosa. En el parto vertical el peso del niño favorece la apertura del canal; con ello, los músculos abductores pueden producir una apertura pelviana  y facilitar el paso del bebé, indicó Mercedes Castillo obstetriz.
Especialistas explican que la mujer estando acostada de espalda, el útero ejerce presión sobre la arteria aorta que disminuye el flujo sanguíneo y el aporte de oxígeno al útero que lo necesita para un buen trabajo de contracción muscular. Al faltar oxígeno, el ritmo de las contracciones se altera, son más frecuentes y hay mas molestias al reducirse los intervalos de reposo. Aquellas son menos efectivas para el progreso del parto, que se alarga y necesita fármacos y lo hace más doloroso.
La OMS (Organización Mundial de la Salud), en el 2007 a nivel mundial, realizó el entrenamiento de parteras andinas para mejorar las conductas relacionadas con la salud y el embarazo debido al  alto índice de mortalidad infantil y materna; obteniendo un resultado del 85% de reducción de muerte infantil en un año por la atención de las parteras.
En el Ecuador, este parto además de ser gratuito, es implementado en los centros de salud como una alternativa que aporta a la reconstrucción y mantenimiento del Plan Nacional del Buena Vivir o Sumak Kawsay 2009-2013, que orienta la acción del estado y por ende del Ministerio de Salud Pública.
En el Hospital San Luis de Otavalo, desde el 2008 implementó el área de parto vertical como una necesidad ante los 10 casos de muerte materna registrados en el 2005 (la mayoría en zonas rurales) y que desde el 2009 con el servicio del parto vertical no se registró ninguna muerte. Aquí trabajan 13 parteras certificadas por Ministerio de Salud Pública, las mismas que laboran en el centro médico Jambi Huasi, área de salud que sirvió como antecedente a la importancia del parto vertical en el hospital, una atención que relaciona la medicina tradicional con la ancestral. “Las parteras son necesarias en el alumbramiento, y a pesar de esa necesidad no son remuneradas, y se necesita que la ley las titule como verdaderas médicos de partos porque gracias a ellas científicamente se ha comprobado que disminuyen las cesáreas y las muertes y a pesar de que la mayoría no tienen una formación académica, su experiencia y visión natal las hace verdaderas profesionales”, comentó José Farinango director encargado de HAMBI HUASI.

Por: Andrea Rojas